Comentaba hace poco en una foto subida a las redes sociales que quizás la belleza de este país es lo único que nos consuela a veces en medio de la injusticia, la violencia y la barbarie; Un escape a los Cayos Cochinos es literalmente un baño de agua marina y luz para asumir estas realidades con otras perspectivas y quizás animar un poco la llamita de esperanza que ya no todos llevamos en el corazón. Espero volver pronto a participar de una actividad ecológica con la comunidad y tener un reportaje mas amplio sobre la vida en ese rinconcito de Honduras que desde mi adolescencia me vuelve eufórico y me llena de vida. Dedico estas fotos a mi amigo Valentin Rio que ha sido tan amable conmigo en Barcelona y a quien a raíz de los años vividos en este país lo ama y le duele tanto como a muchos de nosotros.
Comienzo del viaje por la comunidad de Armenia; Río Papaloteca.